domingo, 9 de octubre de 2011

Estado de Bienestan

Son muchos los que sienten que están en juego los valores con los que hemos crecido. Sin embargo, esta percepción tan clara que tenemos ahora del "juego patológico" en el que estamos embarcados, no es nueva para una gran parte de los habitantes de este planeta.

No son nuevas las maniobras perversas de los mercados que financian guerras para obtener recursos naturales. Ni tampoco lo son los pactos ocultos que derrocan gobiernos y los sustituyen por otros afines a las multinacionales de las que forman parte sus ex-ministros, ministrables y allegados gobernables. 


Todo eso que elegantemente se llaman "operaciones", han provocado muertes, desastres naturales, éxodos, migraciones, el mercadeo de la droga, violencia y sobretodo, muchos beneficios económicos. Negocios rentables que a unos les están haciendo ricos mientras que a otros nos ha permitido mantener un nivel de vida propio de la llamada "sociedad del bienestar".

Nadie puede negar que hace tiempo que sabemos que no son los Derechos Humanos los que mueven las decisiones del mundo, por mucho que la ONU -con su flota de bellas y comprometidas embajadoras- quiera hacernos creer que ese es el gran interés de las naciones que lo conforman.

Sin embargo, hasta ahora nos sentíamos a salvo de aquellos que, con su falta de moralidad, lo embriagaban todo de "poder" y nos intoxicaban de una autosuficiente vanidad que nos impedía ver más allá de nuestro propio ombligo, por utilizar un término decoroso.

Hasta ahora no nos había preocupado "el monopoly global" que se venía jugando puesto que nosotros -de alguna forma- éramos un jugador más con liquidez suficiente como para vender y comprar. Como para poder participar de algo, que no entendíamos bien, pero nos permitía tener y tener a bajo interés.

Personalmente, creo que la novedad de esta crisis financiera es el sobrecogimiento generalizado que nos ha producido, comprobar que la voracidad de los "poderosos" no se sacia con explotar y machacar a las tres cuartas partes de la población mundial. Y que con el mismo descaro e impunidad viene a devorar a sus propios conciudadanos, a sus propios empleados públicos, a sus compañeros de infancia, a sus jóvenes y ancianos, etc. A todo aquel que se interponga en su camino hacia la obtención de ese frenesí que debió experimentar Nerón cuando quemó Roma, el frenesí de sentirse "dios".
 
dibujo de Vissibles
Aceptémoslo, estamos en la sociedad del "bien-están". La sociedad que deja de ser "infinitiva" para pasar a ser "la tercera persona del plural". Algo ajeno, de otros y para otros. Algo que anhelaremos y que nos llevara la salud física y mental, y de cuyo anhelo "ellos" se aprovecharán. Ayer en El País se publicaba un artículo sobre "El Hombre más odiado de Islandia", el primer millonario de la isla que más tarde, la llevó a la bancarrota. Y en el cuerpo del artículo se hacía referencia a una de sus exhultantes frases: "Tengo negocios en las tres grandes necesidades de la vida contemporánea: las tarjetas de crédito, los análgésicos y los móviles". Perverso, ¿no?, pero real. 

Esta sociedad del "bien-están" en la que muchos han de padecer y sufrir para que unos pocos puedan disfrutar puede llegar a ser la sociedad perfecta para el negocio de estos pocos. De nosotros dependera que su parte del botín sea mayor o menor.No es posible una revolución social sin una revolución interior. No lo digo yo ni niguna religión, lo dicen grandes filósofos y pensadores, budistas, musulmanes, cristianos, ateos, etc. Seres humanos que saben que ante el peligro podemos huir, negar o luchar. 

Mi propuesta es luchar: más luchas y menos guerras. Además de ser más barato tienen mayor capacidad de transformación social. O acaso ¿cómo cree usted Srta. que va a poder votar el próximo 20N? Fue una lucha, y no una guerra, la que obtuvo el sufragio femenino en España hace 80 años, el pasado 1 de octubre los hizo.

Y no es posible luchar mientras nos escandalice que los directivos de Caixanova hayan tenido una indemnización millonaria en estos tiempos de crisis, en vez de escandalizarnos que la tengan en cualquier tiempo de crisis y no crisis. Habiendo personas que cobran 370€ de renta mínima es un escandalo que haya personas que cobren en un año lo que va a cobrar esta persona en toda su vida.