domingo, 22 de enero de 2017

La Paradoja de Trump

Caricatura del Presidente Trump en la marcha de protesta de Chicago el 21 de Enero de 2017.
DEREK R. HENKLE/AFP
La democracia proporciona el medio natural para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos. Sin embargo, este sistema democrático está resultando ser un trampolín para los defensores de discursos y políticas que poco tienen que ver con los valores democráticos y, desde luego, nada con los derechos humanos. La elección como 45º Presidente de Estados Unidos de Donald Trump representa a la perfección este conflicto de intereses al que nos enfrentamos en pleno siglo XXI, ¿o acaso hubiera podido alcanzar Trump la victoria si su país no fuera uno de los principales baluartes de la democracia y la libertad de expresión?

Entre Barack Obama y Donald Trump, sin duda y hasta ahora, la diferencia es el discurso. El tono del nuevo Presidente representa la mayor preocupación y amenaza para la defensa y respeto de los derechos humanos en el país de Lincoln. Las palabras de Trump a lo largo de su campaña electoral, en twitter y en sus últimas comparecencias públicas representan -desde un enfoque de derechos- una clara expresión de odio hacia los colectivos más vulnerables, hacia aquellos que se encuentran especialmente protegidos por los derechos humanos, aquellos que la historia de las civilizaciones sitúa en el lado las víctimas inocentes de la pobreza y la violencia.

viernes, 20 de enero de 2017

En los casos de odio hablemos de interseccionalidad además de diversidad

Foto: Mai Le Seguir

Universales, así son los derechos humanos. De todas y de todos al margen de ideas, razas, sexos, identidades, clases, religiones, orientaciones, naciones, edades… Ese es el principio fundamental del enfoque de derechos humanos. Afirmar esto, defenderlo, no es buenismo. Es un tema de justicia, de compromiso con una misma y con los tiempos que a cada uno le toque vivir.
“Quién esté libre de pecado que lance la primera piedra”. Cita bíblica.
Las injerencias en los derechos y las vidas de las personas basándose únicamente en prejuicios, estereotipos y clichés tiene nombre: racismo, xenofobia, aporofobia, machismo, lgbtfobia, islamofobia… Esas injerencias solo alimentan el desprecio hacia quienes son señalados por ideas sesgadas y hechos odiosos, porque lo son y también porque así es como se determinan jurídicamente: actos de Odio
Ninguna sociedad puede ser indiferente a estos actos por muy aislados que parezcan, y menos cuando sus incitadores ostentan algún tipo de representación, sea política, religiosa, empresarial, académica…

domingo, 1 de enero de 2017

En 2017 ondeará la bandera arcoiris


Tributo a las víctimas de Orlando (Foto: EFE)

No soy yo de banderas cuando delimitan fronteras y  marcan distancias entre “ellos” y “nosotros”.

No soy de banderas si se usan como excusa para hacer limpieza, poner orden, pisotear derechos y perseguir personas.

No soy de banderas que solo pueden ser ondeadas por mentes uniformadas y cuerpos que representan una oda a la fuerza y la virilidad.

De ser de banderas lo soy de aquellas que cobijan valores universales y derechos fundamentales, de las que concilian diversidad e individualidad, de las que buscan el bien común sin sexismo ni patriarcas. De las banderas que defienden la igualdad y proclaman la libertad sin miedo, con educación.

De ser de banderas lo soy de una que señala un horizonte hacia el que caminar donde ser como se es no es ni malo ni ilegal.

De ser de banderas lo soy de una que puedo ondear con orgullo y con pudor. Una que evoca la Vida y en la que tienen cabida todas las letras excepto la O de odio.
Una bandera que promueve los mismos derechos para lesbianas, gais, bisexuales, heteros, cisexuales y trans sean de la raza, origen, credo o posición que sean.

De ser de banderas soy de una universal por la que no hay que matar. Una que en 2017 volverá a ondear en nuestro blog, con cada texto y cada colaboración. Disfrútenlo.