martes, 25 de noviembre de 2014

Con lo que más te duele


Gaelx/Concentración contra la violencia machista


Menos mal que están ‘las fechas’ para detener -aunque sea por un momento- las inercias que nos impiden ver la gravedad de las cifras, el alcance del problema, el dolor de quienes lo sufren y las graves carencias de un sistema que no tiene dinero para proteger a las víctimas. Menos mal que están ‘las fechas’ para que hoy todos hablemos de lo mismo y repitamos cuál mantra el dato: 44 mujeres muertas a manos de sus parejas (o exparejas). Sin embargo, lo más seguro, es que a pesar de ‘la fecha’, el año no acabe sin que ese número, el de mujeres víctimas de la violencia de género, aumente.

Otra cifra la recuerda la organización Save The Children con motivo del Día Internacional de los Derechos del Niño: 73 es el número de huérfanos que deja la violencia de género en los dos últimos años. Hijos e hijas de mujeres asesinadas que también son víctimas de la violencia de género, más invisibles aún si cabe, y que al formar parte del sistema donde tiene lugar la violencia también la sufren en primera persona. Menores de edad que -como bien argumenta Flor de Torres (Fiscal de la violencia de género de Andalucía) cuando defiende el concepto de ‘maltrato infantil de género’- son utilizados como arma arrojadiza contra la mujer, como instrumentos de venganza y de presión. Niños y niñas que son usados como el medio más eficaz para lograr maltratar a la mujer con aquello que más le duele, aunque sean los propios hijos del maltratador.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Recuperar el ano




Todavía recuerdo ‘el estupor’ que me entró cuando hace algo más de una década escuché a Beatriz Preciado defender la importancia de recuperar el ano. Sí, han leído bien; he dicho, más bien ella dijo: recuperar el ano. Aquel día yo pasaba casualmente por la librería Berkana y Beatriz Preciado debía estar presentando por las fechas uno de sus libros más famosos: ‘Manifiesto contra-sexual’.

Doce años después, resulta que la prestigiosa Universidad de Harvard se ha hecho eco de aquella frase-invocación que retumbó en mis oídos (y en los de mi pareja de entonces, reconozcámoslo) y ofrece un curso de sexo anal. Sí, han leído bien; yo también dudé pero ellos no: la prestigiosa Universidad de Harvard. El título exacto del curso es ‘What what in the butt: Anal Sex 101’ (algo así como ‘Qué pasa en el trasero: sexo anal 101’) y el objetivo de sus contenidos: “destruir los mitos alrededor de esta práctica, explicar por qué la gente lo hace y cómo hay que hacerlo para hacerlo bien”. Sin duda interesante, desde un enfoque de derechos, por supuesto.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Si no callas quién eres lo haremos nosotros



No puedo más que dar la razón a Paco Tomás cuando el otro día me comentaba lo ridículo, cómico y también preocupante de la escena de unos hombres en Rusia retirando un iphone gigante del patio de una universidad de San Petersburgo al entender que su presencia era una ilegalidad. El iPhone gigante, monumento a Steve Jobs, fundador de Apple, era tachado de propaganda homosexual por parte del grupo empresarial que financió el proyecto (ZEFS) a raíz de las declaraciones de Tim Cook en las que reconocía abiertamente su homosexualidad. La imagen, lejos de ser inocente, subraya el mensaje que desde 2010 la autoridades rusas lanzan a sus ciudadanos con la aprobación de leyes que prohíben la propaganda homosexual: la homosexualidad es mala y hay que proteger a los menores de edad de esa ‘libertad sexual’ que amenaza los valores tradicionales de la familia y de la cultura rusa. Es decir, nada de hablar de ella en público, ni en las escuelas ni en la calle, ni en los medios de comunicaciones ni en las webs, ni en la universidad, ni que haya asociaciones LGBTI; nada de hacer cultura ni de facilitar información objetiva que pueda servir a los chicos y chicas a identificarse y no sufrir y a los adultos a no rechazarles ni acosarles. Y por supuesto, nada de celebrar el Orgullo o una Pride.