jueves, 11 de abril de 2019

Estas elecciones no son un referéndum sobre feminismo

Foto: fabio montarroios

Sería un error pretender hacer de estas elecciones una especie de referéndum encubierto sobre el feminismo e interpretar los resultados como si fuesen una consulta implícita sobre si el feminismo es "abolicionista", "liberal" o "feminazi". 
Nunca hasta ahora, en nuestra democracia, se había prestado tanta atención al voto femenino. Es real que –a diferencia de otras convocatorias– los partidos políticos, a excepción de Vox, buscan captarlo. Desde el pasado 8M tratan de instrumentalizar o reinterpretar el boom feminista de los últimos años hasta el punto de que he llegado a temer la posibilidad de que, en su capacidad de querer reescribir la Historia, Clara Campoamor pudiese ser nombrada militante de honor del partido de Rivera o que el PP pusiera una demanda por la propiedad intelectual de la Ley contra la Violencia de Género. Menos mal que tenemos a los "vigilantes de las fake news" para poner las cosas en su sitio.

jueves, 4 de abril de 2019

La discriminación invertida de Vox amenaza la democracia

Foto: Romerito Pontes

Se empeña el partido de la ultraderecha española en introducir en el debate político y público una ficción de trato desigual hacia los hombres, los españoles, la familia tradicional, la Iglesia Católica y, por supuesto, también, hacia los vencedores del golpe de Estado que los militares dieron en 1936. Tacha de discriminación lo que no es. Invierte los términos en una hábil estrategia de victimización. Proyecta en quienes somos parte de los grupos y colectivos vulnerables un trato de favor inexistente puesto que, precisamente, por valores y creencias como las que defiende el partido de Santiago Abascal somos y hemos sido señalados, insultados, perseguidos y agredidos.
No es la vida ni la integridad de los hombres españoles blancos heteros y cis, ni tampoco la de sus familias, la que está en juego como colectivo ni sufre un trato desigual. La amenaza fantasma de Vox a supuestas invasiones, adoctrinamientos y feminazismo no son más que una peligrosa proyección de lo que ellos mismos son: fundamentalismo e intolerancia hacia los derechos humanos que -basados en el principio de universalidad- buscan promover, proteger y garantizar la igualdad, ¿cómo?: evitando que la discriminación hacia los colectivos vulnerables se convierta en políticas y retóricas de persecución como las que defiende Abascal.