jueves, 2 de marzo de 2017

¿Por qué debe actuar el Fiscal de Menores ante los folletos de Hazte Oír?


El odio es un sentimiento. El odio no es un delito como tampoco lo es el amor. Es el uso del Lenguaje del Odio el que es un delito según el 510 de nuestro Código Penal. Es el Lenguaje del Odio el que hace que sea necesario ese tipo penal para castigar a aquellos que inciten el Odio hacia los colectivos especialmente vulnerables que son sistemáticamente perseguidos por las mentes totalitarias que no aceptan más ideología que la suya y padecen: intolerancia extrema. Aleccionan para ello con discursos y mensajes que confunden y falsean, dividen y fragmentan, rompen la paz social y niegan el diálogo y la diversidad.


El Lenguaje del Odio es la antesala de la discriminación que lleva a la violencia, de la violencia misma en muchas ocasiones. Tipificar el discurso de odio busca proteger a las personas que pertenecen a un determinado colectivo y que a partir de esas palabras, ese discurso y esos mensajes pueden verse en peligro. La publicidad y la incitación directa y expresa son requisitos imprescindibles. Se entiende por incitación crear en otros la voluntad de discriminar y tener actitudes de desprecio, hostiles o violentas hacia los colectivos protegidos. Entre estos colectivos protegidos se encuentran las personas con orientación sexual no heterosexual y con identidad de género trans. Estas personas (y las relaciones de amor que mantienen) están criminalizadas en 75 países del Mundo y son condenadas a la muerte en otros diez. Además, en TODOS los lugares del mundo, incluso los más gayfriendly, a las personas LGBTI se las menosprecia, humilla, amenaza, extorsiona, viola, agrede y mata: en Sudáfrica, el país africano más igualitario, es execrable el número de violaciones correctivas que se cometen a las lesbianas para que ‘corrijan’ su orientación sexual; en Brasil, en un año se asesinaron a más de un centenar de personas trans; medio centenar de homosexuales murieron en la masacre de Orlando (Estados Unidos)… Y en España, nuestro mayor problema son las agresiones que se dan dentro de la escuela, el bullying, el acoso escolar.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), advierte que el acoso escolar por homofobia y transfobia es un problema universal. Acosar a un menor de edad por aparentar o ser gay, lesbiana, bisexual o trans -tal y como explica José Ignacio Pichardo en Abrazar la Diversidad haciendo referencia a la UNESCO- tiene repercusiones negativas importantes y duraderas. Estudios recientes muestran que el acoso escolar deja aún mayores secuelas en los y las jóvenes que el maltrato sufrido por adultos: se triplica la tasa de ansiedad y suben cuatro puntos porcentuales los casos de depresión y autolesiones. Al contrario de lo que ocurre con otros tipos de acoso, las víctimas de homofobia y transfobia sufren este rechazo en todos los momentos y espacios de sociabilidad de sus vidas cotidianas en lo que se ha venido a denominar el continuo de la homofobia. Es decir, elos centros educativos, en la calle, en los medios de comunicación, en los grupos de amigos, asociaciones deportivas, centros religiosos…

La Campaña de Hazte Oír, que se publicita a través del famoso autobús, es distribuir su folleto y la información que este contiene en el que difunden ideas falsas que crean y refuerzan una imagen de la transexualidad que incita a negar, menospreciar y rechazar a los menores trans. Para ello rechaza la base científica de la identidad de género y proclama la verdad de la biología, habla de que los niños son víctimas de la dictadura LGBTI y que las normas de adoctrinamiento sexual son fruto del proxelitismo del lobby gay que experimenta con los niños, primero permitiendo que tengan dos mamás o dos papás, y ahora permitiéndoles que jueguen a tener el genero que les apetezca. Para ellos, esto hay que combatirlo (literal) porque en su cada vez más pequeño (y respetable mundo, claro que sí) la Tierra sigue girando alrededor del Sol y la democracia solo es real si sus dogmas, creencias e ideas presiden cada una de las leyes que se aprueben. Cuando no es así, las rechazan porque dicen que les quitan derechos, pero en verdad lo que hacen es que les quitan el privilegio de que la Tierra gire alrededor de ellos porque velan por el Principio de Igualdad alejándonos del fundamentalismo religioso.

El folleto de la organización Hazte Oír es el que está redactado con esos sentimientos de hostilidad y de odio, el autobús no es más que la paloma mensajera que trata de hacerlo llegar cuanto más lejos mejor, se trata de darle mucha publicidad. La campaña ha medido hasta este impacto social. Y las víctimas de esta acción son los menores de edad trans. Por esto es imprescindible que actúe su garante y protector: el Fiscal del Menor que es al que el artículo 3.7 del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal encomienda la protección de los menores, y al que la Instrucción 3/2008 dice que debe ponderar la conveniencia de interponer denuncia o querella cuando la víctima es un menor de edad.

Mi pregunta es: ¿dónde se ha metido el Fiscal de Menores estos días?, ¿estos meses?. ¿Dónde está desde el pasado mes de noviembre cuando se empezaron a difundir los folletos de Hazte Oír por los centros escolares?. Porque las leyes son bien claras para que pueda actuar:
  • Dice la Convención de los Derechos del Niño en su artículo 2 que los Estados Partes (España lo es) respetarán los derechos enunciados en la presente Convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales. Asimismo, tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares.
  • El artículo 2 de la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor (LOPJM) señala que todo menor tiene derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial en todas las acciones y decisiones que le conciernan, tanto en el ámbito público como privado. La preservación de la orientación e identidad sexual del menor es uno de los criterios generales a tener en cuenta a la hora de interpretar y aplicar en cada caso el interés superior del menor.
  • La LOPJM dice que las actuaciones de los poderes públicos deben efectuarse conforme a una serie de principios que recoge el artículo 11, entre otros: d) La prevención y la detección precoz de todas aquellas situaciones que puedan perjudicar su desarrollo personal; i) La protección contra toda forma de violencia, incluido el maltrato físico o psicológico, los castigos físicos humillantes y denigrantes, el descuido o trato negligente, la explotación, la realizada a través de las nuevas tecnologías, los abusos sexuales, la corrupción, la violencia de género o en el ámbito familiar, sanitario, social o educativo, incluyendo el acoso escolar, así como la trata y el tráfico de seres humanos, la mutilación genital femenina y cualquier otra forma de abuso, j) La igualdad de oportunidades y no discriminación por cualquier circunstancia y l) El libre desarrollo de su personalidad conforme a su orientación e identidad sexual. 
La folletos que están dándose a conocer a través de la Campaña de Hazte Oír perjudican el desarrollo de los menores de edad, no solo transexuales, porque les expone a situaciones de riesgo tanto de agresiones como de sufrimiento psicológico. Da legitimidad a la transfobia y rienda suelta a la depresión.
Muchos colegios que reciben dinero público tiene en su poder ese folleto que exhiben ahora los responsables de la organzación cada vez que salen en un medio de comunicación. El Libro prohibido “¿Sabes lo que quieren enseñar a tu hijo en el colegio?” incita a que los padres y profesionales de la enseñanza traten de forma negligente y descuidada la realidad de la identidad de género con el riesgo que eso implica para la integridad física, moral y psicológica de los menores de edad que dependen de ellos. Hazte Oír dice que no tiene problema en que haya niños trans solo en que haya gente que hable de ellos, de la identidad de género, que haya familias que los apoyen y que se explique a la sociedad que no es una enfermedad sino algo que sucede en un mundo que no cree que vengamos de la costilla de Adán.

No se trata de coartar el derecho a la Libertad de Expresión de nadie pero el folleto y la Campaña (que es publicidad) contienen información perjudicial. Dice el artículo 5.2 de la LOPJM que el derecho a la información que reciban los menores de edad debe ser veraz, plural y respetuosa con los principios constitucionales. Y la que contienen el folleto de Hazte Oír es pre-constitucional.

Los límites de la Libertad de Expresión son el Lenguaje del Odio pero también lo es el lenguaje con odio cuando hablamos de los menores de edad por su condición especial. Esto es lo que debe primar y por eso el Fiscal de Menores debe actuar y cesar que siga apareciendo un folleto que no contiene información veraz y pone en peligro a menores de edad.