sábado, 8 de agosto de 2015

Las 5 claves que hacen que un Obispo rectifique,.. o de cómo Alex Salinas #SomosTodxs

Alex Salinas (EFE/Archivo/Román Ríos)
“Hasta febrero de 2014, según mi DNI era Alexandra, pero ese año conseguí lo que durante tantos años había perseguido: ser Alexander y que la ley me reconozca como tal. La mía no ha sido una lucha fácil, pero gracias al apoyo de mi familia y mis amigos he superado todos los obstáculos y dificultades que a día de hoy seguimos teniendo los transexuales. Por eso no entiendo que a estas alturas la Iglesia católica me niegue la posibilidad de ser el padrino de mis sobrinos simplemente por ser quien soy. (…) La Iglesia que yo conozco no es así y por eso quiero darles la oportunidad de rectificar su error.” (Texto de la petición en Change.org inciada por Alex Salinas)

Al final no se celebró la reunión entre el Obispo Rafael Zornoza Boy y Alex Salinas. No ha hecho falta esperar a septiembre.


De manera repentina ha llegado la rectificación de la Iglesia, la que Alex pedía y esperaba. Ha coincidido con el mismo día en que su hermana anunciaba que se suspendía el bautizo, algo de lo que nuevamente (como de toda la historia) se han hecho eco los medios y las redes sociales.

A partir del 6 de agosto de 2015, la Iglesia Católica en España ha expresado públicamente, a través del Obispado de Cádiz y Ceuta, que no ve problema en que una persona transexual sea un referente en la fe para una niña o un niño.

En diez días parece haberse obrado una especie de milagro, y Alex –un joven de 21 años, católico practicante- ya no necesita, para ser padrino de su sobrino, el perdón por su pecado: haber querido vivir acorde a su género sentido y no resignarse al que tenía al haber nacido. Podrá ser el padrino real, y no solo ‘el espiritual’.

Pero, ¿cuáles son las claves para que se haya dado este cambio de postura por parte de una institución tan jerárquica como la Iglesia Católica?

1.- La congruencia del propio Alex Salinas y el apoyo de su familia. Que en todo momento ha puesto por delante, y sin tapujos, su identidad como católico practicante sin querer que se entrara a cuestionar su identidad de género. El espaldarazo final se lo ha dado su propia hermana al anunciar que cancelaba el bautizo hasta que Alex no pudiera ser el padrino. Una muestra más del apoyo incondicional de una familia que en todo momento parece haber estado a la altura de las circunstancias.

2.- La intensa campaña de apoyo en redes sociales y en internet que -además de haber reunido más de 34.000 firmas en menos de 6 días para que el Papa Francisco recibiese a Salinas y tratase con igualdad al colectivo de transexuales- había ya realizado la convocatoria de una concentración el sábado 8 de agosto delante de la iglesia San Pedro y San Pablo de San Fernando.

3.- La repercusión mediática y respetuosa que, tanto en los medios de comunicación nacionales como locales, se ha ofrecido del caso, alejándose de la trasnochada mirada de la transexualidad como perversión o una enfermedad. En muchos países son los propios medios de comunicación los que exponen a la violencia y la discriminación a las personas LGBTI con calificativos cargados de ignorancia, y en el peor de los casos de odio.

4.- El respaldo al unísono del activismo LGBTI de España, con Carla Antonelli y la propia Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA) a la cabeza. La defensa de los derechos humanos de las personas LGBTI en España, se posiciona como uno de los movimientos más potentes en el mundo frente a dinámicas estructurales de discriminación. Algo que da confianza a las personas LGBTI a denunciar y no ‘acatar’ el lugar marginal que otros nos quieren dar. Es necesario olvidar que hay otros colectivos expuestos a la discriminación y al odio que no cuentan con este respaldo.

5.- La posibilidad de que la conducta de la Iglesia Católica pudiera estar tipificada como ‘delito de odio’ según el artículo 510 incorporado al Código Penal recientemente y que establece penas de hasta 4 años de prisión para quienes “fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad”. La propia ATA había anunciado llevar el caso a la Fiscalía de Igualdad de Andalucía.

Sin duda, se trata de un triunfo, y para que se haya producido se ha dado una combinación de elementos que ha sido posible por los muchos años de lucha por la defensa de las personas LGBTI, que anteceden a este hecho. Por esta razón, es necesario no olvidar que en España, hay otros colectivos expuestos a la discriminación y al odio, y que no cuentan con este respaldo. La lucha de Alex Salinas es la lucha de todxs, independientemente de la identidad de género y la orientación sexual, y por supuesto de las creencias religiosas.

En menos de quince días, hemos recibido una lección magistral de que ‘quien la sigue la puede consiguir’ si cuenta con su propia valentía y el apoyo familiar, mediático, social y por supuesto, legal. Ese es el camino a seguir, sin duda. Desde aquí nuestro sincero agradecimiento y felicitación a Alex y a su familia.