jueves, 7 de marzo de 2013

La mujer asediada

Foto de Vissibles

(Escrito junto con Silvia Bravo)

Era de esperar, pero no por eso es menos desconcertante. Siete de cada diez españoles creen que los hombres tienen más oportunidades de promoción profesional que las mujeres, según los datos del sondeo llevado a cabo por Metroscopia con motivo del Día internacional de la mujer. Pero lo más destacable es que esta percepción además de mayoritaria es muy homogénea, opinan de la misma forma hombres y mujeres de cualquier edad o ideología política.

Si este desequilibrio de igualdad de oportunidades es tan notorio, ¿por qué no se corrige? La realidad es que pese a los avances de las últimas décadas –entre ellos la aprobación de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres (LOIEM), que en unos días cumplirá seis años- las mujeres siguen teniéndolo más difícil que los hombres. Hay grandes diferencias por sexo en los salarios y en el acceso al mercado laboral. Esta es precisamente otra de las principales conclusiones que se desprenden del sondeo llevado a cabo por Metroscopia: la mitad de los españoles considera que las mujeres en estos momentos lo tienen más difícil que los hombres para acceder a un puesto de trabajo. A pesar de que su presencia es mayor en la Universidad y sus calificaciones suelen ser mejores que las de sus compañeros de sexo masculino, esto no se traduce en un mayor acceso de la mujer a puestos de trabajo. Aún hoy se apuesta más por los hombres como mejores candidatos a una vacante laboral. Así lo demuestran los datos recientes de la Encuesta de Población Activa correspondientes al primer trimestre de 2013, en el que aparecen aproximadamente casi ocho millones de mujeres ocupadas frente a más de nueve millones de hombres.

Pero a pesar de los datos —y de las voluntades que provocan los desequilibrios en las relaciones de igualdad— las mujeres formamos parte de un género en el que rendirse no va con nosotras. Y no tanto por un acto de rebeldía como por la necesidad de supervivencia. Millones de jóvenes y niñas —nos dice Amnistía Internacional— sufren en sus vidas el tremendo impacto de la vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos. Siete de cada diez personas que pasan hambre son mujeres, denuncia Manos Unidas. El 70% de las personas que viven con menos de 1€ al día son mujeres y sólo un 1% de la propiedad de la tierra les pertenece directamente a las mujeres, informa Ayuda en Acción. En España hay más de 2,5 millones de mujeres con discapacidad y los ajustes económicos en la ley de dependencia repercuten directamente sobre ellas y las mujeres que asumen las tareas de cuidado.

La feminización de la desigualdad, la violencia, la discriminación y la pobreza no es sólo una cuestión semántica. Tristemente son problemas que siempre han venido teniendo rostro de mujer. Su aumento conlleva importantes retrocesos para los derechos y oportunidades de las mujeres. El que en España exista un 10,53% de los hogares que tienen a todos sus miembros en paro según datos de la EPA -y un 46% de los hogares tiene dificultades para llegar a final de mes, según el último Eurobarómetro- posible y lamentablemente signifique que más de la mitad de las mujeres de nuestro país este renunciando a “su habitación propia” para hacerse cargo de las de toda la casa.

Ser mujer nunca fue fácil, y si las crisis tienen algo de oportunidad la nuestra está delante.“El cambio es posible y el cambio está sucediendo” dice hoy Michelle Bachelet —Directora Ejecutiva de ONU Mujeres— “sólo se necesita que los gobiernos cumplan sus promesas”. Así de fácil.