miércoles, 11 de mayo de 2011

El sol es un punto de encuentro

A veces no sabemos bien de donde viene la luz ni tampoco a dónde nos lleva la oscuridad.El sol es un punto de encuentro, una fuente de energía vital, que cuando sale nos expande y cuando no lo hace nos nubla.
Quizá, puede ser, que al nacer vengamos de la Luz. Y quien sabe, si esto de vivir no es más que una lucha continua para que esa Luz de partida, esa fuente de energía, no se borre de nuestra memoria más íntima. Pudiera ser que la lucha por la supervivencia incorpore un elemento más -nada social ni coyuntural- que sea la importancia de que, a lo largo de los años, podamos mantenernos con la misma fuerza vital que posee un bebé cuando tiene hambre y necesita comer.


Sin embargo, algo sucede en el camino de la vida (muchas cosas suceden, cierto). Pero algo sucede que la vista se nos nubla y nos vamos desfigurando sin apenas atisbarlo. Algo pasa en nuestro yo, algo que atraviesa nuestra "alma de luz".
Y cuando eso pasa, empezamos a sentir el miedo de quien no puede o no sabe, de quien es achicado violentamente o ensalzado absurdamente. Algo daña nuestra "alma de luz" hasta el punto de que necesitamos -ante todo- defendernos o reafirmarnos. Coge fuerza el deseo de ser fuerte y poderoso, cada uno en su micromundo o en su macroego tiene la necesidad vital de equilibrar la sensación de fragilidad e incapacidad que nos devuelve el "espejo social".

Hoy nos dicen que Toyota duplica su beneficio pese a la crisis de Japón, tambíen se habla de que Abengoa mejora sus beneficios un 8,4%, y mientras en Grecia se celebra el segundo paro general en lo que va de año ante las medidas de ajuste que vienen impuestas. Mucho ha cambiado el concepto "rescate" en estos años. En mis tiempos, cuando jugábamos al rescate era porque los "fuertes" "salvaban" a los "inocentes" que estaban  inmovilizados y atrapados por "los malos", y al salvarles éstos se quedaban sin nada y perdían el juego. Ahora un Plan de Rescate es algo así como que "los fuertes" inmovilizan a los "inocentes" para que "los malos" puedan ganar el juego. En la cabeza de un niño no cabrían unas reglas tan injustas como absurdas.
Así pues, parece que no es extraño que a lo largo de la vida se vaya perdiendo parte de la Luz que traemos, y que necesitamos para encontrar un sentido vital que nos haga ir con la cabeza bien alta y a veces el corazón encogido.

Yo pienso que el sol es un punto de encuentro para aquellos que no quieren perder su Luz, aquellos que saben que estamos de paso, que todo empieza y todo acaba. El sol es un punto de encuentro donde recargarnos de esa fuerza que nos hace llorar cuando tenemos hambre, que nos hace gritar cuando nos duele algo y que nos hace patalear cuando nos sentimos impotentes.
El sol es un punto de encuentro que, quizá nos retorne a una forma de ser más inocente y menos ingenua, más cercana a la naturaleza y a uno mismo.  Muchas son las teorías y prácticas de muy diferentes ciencias, colectivos y personas que buscan ese encuentro. Es posible hacer frente a la adversidad, no como víctimas sino como aprendices, pero no se aprende acumulando saberes y experiencias, se aprende cuando uno se olvida de que el objetivo es aprender.

"La vida a pesar de ser muy bonita, también es muy dura", lo decía una mujer que los técnicos decimos en "situación de exclusión social" y cuya fuerza vital me resulta admirable. Luchadora incansable y tenaz pero sobretodo activa en reconstruirse su vida y empezar de nuevo cada día.
Y quien sabe si esto de morir no es volver a la Luz de la que partimos, quien sabe si vivir no es más que una parte pequeña de un ciclo mucho más grande. Quien sabe! Por si acaso, un respeto a uno mismo y a su organismo.