martes, 16 de marzo de 2021

Psiquiatría franquista para la campaña del PP en Madrid

 

Foto: Mánel


¿Desde cuándo, en una democracia plena, ser comunista es una tara? ¿Desde cuándo, desde que Adolfo Suárez lo legalizó, el comunismo se ha convertido en una ideología a perseguir? El nuevo eslogan de campaña del Partido Popular de Madrid resulta inquietante. Esconde un mensaje que, a pesar de no ser nuevo, resulta, en estos tiempos de auge de la extrema derecha, perturbador: comunismo o libertad. 

La idea que subyace en este mensaje, para los afortunados que conozcan algo de la historia reciente de España, nos retrotrae a las raíces más oscuras de la dictadura franquista, cuando esta utilizó la psiquiatría biologicista y la propaganda para alimentar entre la población miedos, prejuicios y obsesiones contra los comunistas y republicanos. Para el franquismo, estos eran los culpables de la degeneración de la raza española. 

Un tono anticomunista más que similar utilizó Hitler. Un ejemplo de cómo el nazismo se sirvió de este tipo de mensaje simplistas y emotivos contra los comunistas se encuentra en el uso del lema "Victoria o caos bolchevique" durante la batalla de Stalingrado. Fueron las directrices que Goebbels dio a los medios de comunicación alemanes los que llevaron este mensaje al pueblo alemán para hacerle entender la necesidad de estar unidos contra la Rusia en lo que se mostraba -de forma muy alejada de la realidad, pues se trataba de una invasión- como una guerra defensiva. 

Volviendo a nuestro país, quizá puede ser útil recordar que en 1938, sin haber terminado la Guerra Civil, el general Franco encomendó al siniestro psiquiatra eugenesista Vallejo Nájera (1889-1960) ponerse al frente de un gabinete "médico" que debía investigar, a través de un experimento que duró 10 meses, cuál era el origen del gen "rojo". Al Generalísimo, como buen dictador, le costaba entender que existiesen más ideologías e ideas de nación que no fueran la suya y necesitaba encontrar una explicación "científica" que le mostrase el origen genético y mental de la "inferioridad" de los “rojos”, necesitaba dar con "la tara" que genera a un comunista.

Efectivamente, Antonio Vallejo Nájera (también llamado el Mengele español) compartía la hipótesis de partida y dio como probada la existencia de una inferioridad mental entre los comunistas. Esto lo defendió y desarrolló en multitud de libros y documentos, entre otros "La locura en la guerra. Psicopatología de la guerra española". En el mismo, diagnosticaba a los republicanos marxistas que podían tener el gen rojo como "imbéciles sociales", "torpes", "incultos", "vagos"... Algo preocupantemente similar a lo que vienen dando a entender, en los últimos días, tanto Díaz Ayuso como desde las filas del PP nacional sobre los partidos de izquierda españoles, especialmente, Unidas Podemos. La última semejanza la encontramos en la propia portavoz del partido de Pablo Casado, Cuca Gamarra, al señalar a Pablo Iglesias de "vago redomado".

Las tesis anticomunistas de la psiquiatría franquista sirvieron para justificar toda una serie de prácticas crueles y degradantes, de abusos y torturas a las que fueron sometidos hombres y, muy especialmente, mujeres del bando republicano, si bien estas luego se fueron extendiendo a homosexuales, madres solteras, prostitutas, transexuales, mendigos, migrantes, ladronzuelos, etcétera (los llamados vagos y maleantes). 

Fue base a aquellas teorías anticomunistas (que buscaban regenerar el verdadero espíritu español) a partir de las cuales se abogó, entre aquellas prácticas, por la apropiación de la descendencia de los republicanos, es decir, por el robo de bebés. Algo que explica con mucha claridad el reciente informe de Amnistía Internacional. Para el régimen franquista estaba más que justificado separar a los niños y niñas de sus madres "rojas" pues se trataba de una medida preventiva necesaria para evitar el "contagio" de la temible plaga que era el comunismo y que impediría la regeneración de España.

Aquellos experimentos y abusos, cometidos por la psiquiatría biologicista de Antonio Vallejo Nájera –pero también de Juan José López Ibor (de quien se supo más tarde que se sirvió de Lidia Falcón y su marido para que escribieran su "Libro de la sexualidad")– fueron, como dice Almudena Grandes, "el brazo armado del nacionalcatolicismo franquista". Una psiquiatría que nutrió de mensajes e ideas a la propaganda franquista contra la amenaza "roja" a la regeneración del "espíritu español" y evitar –en palabras del propio Antonio Vallejo Nájera– "regímenes democráticos donde podían llegar a tener lugares sociales relevantes". 

Vistos los antecedentes, desde los medios y el ala más moderada del PP, se debería ser mucho más crítico con los mensajes y eslóganes que busquen denigrar a los comunistas y el comunismo para potenciar la máxima unidad en torno a la figura de Isabel Díaz Ayuso. La regeneración del centro derecha es incompatible con las tesis de la psiquiatría franquista.