miércoles, 11 de julio de 2018

El patriarcado contraataca


Foto: contandoestrelas vía Flickr
El feminismo no es un hechizo. Si lo fuera, la tan nombrada "perspectiva de género" ya se habría incorporado, de manera casi instantánea, al ámbito legislativo, ejecutivo y judicial. Pero no, por mucha mención que hagan y hagamos, no estamos ante una poción mágica que con solo su elixir se va a llevar todo lo malo y nos va a dejar vivir en paz. Así que no hay que llevarse a engaño. Nos siguen asesinando. Las siguen asesinando. En este país los hombres matan a las mujeres, a las que ellos creen "sus" mujeres.
En lo cotidiano (y en lo que no lo es tanto) nos toca seguir soportando, lidiando y denunciando esa "ideología y perspectiva patriarcal" que todo lo impregna. Esa que quiere controlar la libertad sexual de las mujeres y expropiarnos de la igualdad porque la siente como amenaza. Esa que se niega a ceder un terreno que no es suyo, un lugar que no le pertenece y que solo corresponde a la mujer. Esa que se hace hueco con sus mentiras informativas y con decisiones legales e injustas gracias al dopaje de un sistema machista que no da su brazo a torcer ni tampoco quiere comprender porque eso supone que tiene que desaprender.

Si lo pensamos fríamente todo eso podría tener hasta cierta lógica. Los pilares, normativas, organismos y procedimientos que regulan nuestras vidas se han generado con, desde, durante, hacia, por, para, según el sistema patriarcal. Así que, no nos llevemos más las manos a la cabeza y pongámonos a legislar, pero no solo. Exploremos también el potencial que tiene contraargumentar pero no porque ahora el Instituto de la Mujer se vaya a dedicar a formar, tampoco porque nos lo digan quienes, desde la academia, "gozan" de sabiduría y experiencia, sino porque desde las bases, desde los feminismos de barrio, de márgenes y asambleas, hay una fuerza que llena las calles y cuenta con la legitimidad que da la 'perra' vida.
No podemos obviar que, en legislar y contraargumentar, el patriarcado nos lleva ventaja, decenas de lustros. De hecho, lo de Pablo Casado y su nuevo frente de combate no es más que otro contraargumento más que se viene usando desde hace casi dos décadas para atacar al feminismo y a las brujas que "hechizamos" a la población vulnerable e indefensa cuando reclamamos lo que es nuestro: los derechos sexuales y reproductivos.
Cuando Casado se sube al autobús de Hazte Oír no solo sigue en su huida hacia delante, sino que intenta introducir un debate público perverso, porque la llamada (de forma malintencionada) "ideología de género" es en sí un ataque a quienes defendemos los derechos de mujeres y disidencias sexuales. Para Casado y quienes piensan como él, lo nuestro es un supuesto compendio de ideas fruto de nuestra insatisfacción y/o confusión, por eso queremos subvertir el orden de las cosas, el natural y la unidad familiar. Se olvida P. Casado contar que el origen de su cruzada está en cuando el feminismo trató de que convenciones y tratados internacionales prohibieran a los países que religiones y gobiernos decidieran sobre nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestro futuro. Igual, en su casa, no hay desigualdad de género, pero en el mundo y en España, lamentablemente, la hay, mucha y muy dañina.
Tampoco nos puede extrañar (sí, por supuesto, indignar) que, aunque sea injusto, es legal que el Ministerio de Defensa y la Guardia Civil hayan levantado la suspensión a Cabezuelo y Guerrero, el militar y el guardia civil miembros de "La Manada". Hasta ahora, al legislar, nadie tuvo presente (pues casos estoy segura de que habrá habido) que condenados por violencias sexuales en espera de sentencia firme se pudiesen volver a incorporar al Ejército o a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Esa es una de las diferencias entre legislar con perspectiva patriarcal o hacerlo con perspectiva de género. Cuando se legisla con la primera es mucho más fácil para el machismo contraatacar. La ley, ante cualquier vacío o posibilidad de interpretación, suele terminar inclinando la balanza, tarde o temprano, hacia ese "orden patriarcal y natural" donde la mujer (aunque sea víctima) debe aguantar y resistir, mientras que él, pobrecito incapaz emocional, necesita otra oportunidad; "no son malos chicos", se dice. Olvidan quienes piensan así, que a los hombres que agreden y asesinan a una mujer no se les juzga por su bondad, sino por los hechos que comenten a pesar de su bondad.
Ante este momento crucial, los feminismos no pueden caer en la complacencia ni en la falta de iniciativa o ambición. Y aunque no todo es legislar, ahora toca legislar y hacerlo con perspectiva de género y también de forma integral. Y, en esto, la propuesta de ley sobre Libertad Sexual que hace Unidos Podemos está marcando un camino a seguir. Pero, queramos más. Es importante exigir que otras leyes, que nos atraviesan de forma directa o transversal, también tengan esa perspectiva de género. Si estamos ante nuevas formas de hacer política, sea por parte del Gobierno o de la oposición, esta no solo podrá ser responsabilidad de las mujeres políticas feministas. La perspectiva de género nos toca 'cogerla' a todas y todos. Feministas o no. Ese es el cambio de mentalidad real.