jueves, 6 de marzo de 2014

Hacer lo 'Justo'

Publicado en el blog 3500 de 'El Pais'


"Pienso en la tortura y el sufrimiento que he padecido durante toda mi vida. Y a día de hoy tengo la suerte de vivir la vida que siempre he soñado, una vida que me permite ayudar a la comunidad LGBT camboyana a escapar de la tortura, el desprecio y la discriminación que existe en muchas familias y en la sociedad”. Estas son las palabras de Sou Southaye al recibir el premio “La Mirada y la Voz de David Kato” el pasado 14 de febrero por las dos décadas que lleva luchando por los derechos humanos LGBTI en Camboya. Esta camboyana de 72 años, transexual, a pesar de poder disfrutar de su identidad de género sin temor a ser represaliada por su gobierno (en Camboya la homosexualidad es legal), sigue en activo tratando de evitar que otros camboyanos sufran en los entornos rurales la homofobia y violencia de la que ella misma fue víctima bajo el régimen comunista de los Jémeres Rojos. Sou es presidenta de la organización que fundó y que tiene el mérito de ser la primera en el país asiático en apoyar a las personas LGBT, la Red Camboyana para el desarrollo de hombres y mujeres para el Desarrollo (CMWD).

El nombre del premio que recibió dentro de la entrega de los premios Teddy del Festival de Berlín (David Kato) simboliza la realidad de miles de defensores de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) en los contextos más homófobos donde estas personas se enfrentan al rechazo, marginación, aislamiento y persecución continuo. David Kato fue el primer hombre ugandés en declararse abiertamente gay y murió asesinado en 2011 tras aparecer publicada su foto y su nombre -y los de otros 99 homosexuales ugandeses- en una revista llamada Rolling Stones (que nada tiene que ver con la revista especializada en música).

Un suceso de muy similares características tuvo lugar la semana pasada nuevamente en Uganda cuando -al día siguiente de la firma de la Ley Antigay por el presidente Museveni- un tabloide publicó el nombre de 200 ugandeses y ugandesas homosexuales, algunos públicamente conocidos y otros “sacados del armario” en ese mismo momento. Parecía tratarse del pistoletazo de salida a una cacería. Entre los nombres que aparecen en esa lista están los de dos reconocidos activistas ugandeses, compañeros de David Kato en aquella lista, y cuya labor en defensa de los derechos LGBTI es encomiable: Frank Mughisa y Kasha Jaqueline.

Sin embargo, sus vidas -a pesar del reconocimiento internacional- dista mucho del “glamour” que algunos asocian al mundo LGBTI. Ambos viven en la clandestinidad, han tenido que dejar sus entornos de los que unas veces han sido expulsados y otras han abandonado para evitar ser asesinados. La adversidad cotidiana a la que se enfrentan refleja la exclusión social a la que se ven abocadas muchas personas –de todos los continentes- cuya orientación sexual o identidad de género no responde a patrones convencionales y su entorno en su desprecio las margina. Precisamente es por estar abocados a esta marginalidad, por lo que en muchas ocasiones no trasciende como debería el trabajo de estos defensores de derechos humanos que pasan a ocupar las páginas de la prensa –y solo en ciertas ocasiones- cuando mueren asesinados o sus derechos son gravemente violados.

Kasha Jacqueline, fundadora y directora ejecutiva de la organización Freedom and RoamUganda, ganó en 2011 la demanda que presentó a la revista Rolling Stones por publicar los 100 nombres que le costaron la vida a su amigo David Kato. El juez del Tribunal Supremo ugandés dictaminó que la revista había violado los derechos civiles de las personas cuyas fotos y nombres fueron publicados y ordenó que el periódico retirase la publicación y les indemnizase. Por su parte, Frank Mughisa, director de SMUG presentó en 2012 una demanda en un tribunal de Massachusetts contra Scott Lively –representante de una iglesia cristiana ultraconservadora cuyo discurso contra las personas LGBTI traspasa sus propias fronteras - por graves violaciones de las normas del derecho internacional e instigar a la persecución de un colectivo por su orientación sexual e identidad de género. Se trata de un caso histórico pendiente de que dictamine el Tribunal Supremo de Estados Unidos y cuya resolución tiene una gran trascendencia puesto que podría reconocer que instigar de manera sistemática a la persecución de las personas LGBTI es un crimen contra la humanidad que viola el derecho internacional.

En medio del marasmo de noticias que informan de la creciente criminalización de las relaciones entre personas del mismo sexo en determinados países de África, es vital y crucial sacar a la luz el trabajo y logros que los propios africanos realizan en sus países, donde se juegan la vida y luchan contra las decisiones injustas de sus gobiernos con los medios que tienen que no suelen ser muchos. Frederick Ssempebwa, abogado ugandés heterosexual, afirmó no hace mucho que era cierto que los homosexuales salían más a la calle en su país pero que su lucha no era una lucha por la homosexualidad sino que era una lucha por la libertad. Los derechos LGBTI es una cuestión de derechos y libertades y hay quienes se lo juegan precisamente todo por hacer algo, lo Justo.