domingo, 19 de junio de 2011

Desalmados

Cuenta Anthony de Mello en una historia llamada "Perspicacia" que andaban los díscipulos de un Maestro enzarzados en una acalorada discusión acerca de la causa del sufrimiento humano. Unos decían que la causa era el egoísmo; otros, que el error. Y por último, estaban los que aludían a la incapacidad para distinguir lo real de lo irreal. Cuando le preguntaron al Maestro cuál era para él la causa del sufrimiento humano, éste dijo: "Todo sufrimiento proviene de la incapacidad del ser humano para sentarse tranquilamente y estar solo". 


Asistimos a multitud de debates en los que se preguntan y se responden sobre las causas y consecuencias de una crisis económica y financiera que, desde el año 2009, empieza a causar estragos en un sector de población mayor al que habitualmente se ve afectado por las crisis, el desempleo y los efectos perversos del mercado.
Cuando hablan de las causas de esta crisis (bancaria, financiera y global), unos relatan hechos que aluden al egoísmo del ser humano, a su ambición sin límites. Es algo manifiesto que unos pocos siguen obteniendo grandes beneficios a costa del abaratamiento salarial, el despido, el hambre, la salud o la muerte de otros muchos (depende del país en el que te encuentres). Otros hablan de los errores cometidos por el gobierno al no haber actuado a tiempo para evitar que llegaramos a esta situación y evitar que los efectos de la crisis sean de este calibre; y finalmente, están los que no se han enterado de la crisis y no distinguen entre lo real y lo irreal. Viven en sus paraísos (fiscales o bifocales) gracias a la fortuna familiar o personal, ajenos a las exigencias de la economía real que a ellos no les afecta, y en consecuencia ni les puede llegar a pre-ocupar. Desgraciadamente no son pocos -y no sólo poderosos también burgueses y bohemios (bubu que dicen en Francia)- los que cínicamente pueden llegar a preguntar "¿crisis?, ¿qué crisis?, a mi todo me va bien, pero ¿en qué puedo ayudar?". 
Sea como sea, esta crisis es fruto de los "desalmados", de aquellos que -como dice de Mello- son incapaces de sentarse tranquilamente y estar solos, de tener conciencia. Dice el diccionario que "desalmado" es el falto de conciencia, el privado de espíritu. Pero la gran pregunta sería ¿quien ha desalmado a estas personas que parecen ajenas del daño que generan y provocan en miles y millones de personas? ¿Qué desalma a un ser humano, si desalmar, es quitar la fuerza y la virtud a alguien? Desalmar como desasosegar a alguien hasta el extremo de que pierde toda conciencia de su humanidad.

Esta crisis es obra de los "desalmados", de los que no tienen alma ni muestran compasión. Y muchas son las cosas que a uno le llevan a perder su alma y su virtud. Y cuando hablo del alma hablo de conciencia con la intención de poder llegar a hablar de las emociones. Las emociones que nos han construido como seres humanos desde el minuto cero de nuestra toma de contacto con este mundo.  


Dice Antonio Damasio, neurobiólogo portugués y premio Príncipe de Asturias, que: "Debemos darnos cuenta de que las emociones vienen en todo tipo de sabores: hay emociones buenas y emociones malas. Y, de hecho, podríamos  decir  que  el  objetivo  de  una  buena  educación  para  los  niños,  los adolescentes, e incluso para nosotros mismos, es organizar nuestras emociones de tal modo que podamos cultivar las mejores emociones y eliminar las peores, porque  como  seres  humanos  tenemos  ambos  tipos.  Tenemos  una  capacidad positiva fantástica, pero también somos capaces de hacer cosas terribles. Todo  esto  es  inherente  al  ser humano, no es que algunos de nosotros seamos buenas personas y otros malas personas". 

Quizá sea verdad que el alma esté en el cerebro, y que para salir de este atolladero GLOBAL Y PERSONAL se necesita usar el cerebro y nuestra capacidad para sentarnos tranquilamente y en soledad. Para hacer frente a este momento crucial es necesario recuperar el alma, tomar conciencia y contactar con la "compasión". Dejar de lado los placebos y alejarnos de la cultura hedonista. Buscar un poquito más de bienestar eudaimónico, de estar bien con uno mismo y sentirse vivo con la vida y dolerse con lo que genera dolor.
Se buscan "Almados" que no se evadan, que afronten los problemas y sus emociones negativas. La vida es lo que tenemos para demostrar que estamos vivos, no que estamos solos.
Es posible, pero para cuando surjan las dudas siempre nos quedan testimonios como el de  José Luis Sampedro: http://www.youtube.com/watch?v=LwrJ4nUlpkE